Estos dos últimos días en Somosaguas han sido tranquilos… pero con el calor como gran protagonista. El sol aprieta desde primera hora, y aunque ya hemos pillado el truco para colocar las carpas (una hay que colocarla fuera de las cuadrículas por la mañana para que dé sombra dentro del yacimiento), por las mañanas tenemos que estar moviéndolas cada 15 minutos…
Ayer el día nos regaló un hallazgo interesante: un incisivo de Anchitherium. Y, sobre todo, la satisfacción de terminar con lo que quedaba del bloque del gran fémur (adjuntamos foto con las caras de felicidad). Ubicamos un fragmento de hueso y el diente que habían aparecido en esa zona, y la sensación fue de misión cumplida.
Pero Somosaguas nunca deja de sorprender. Justo cuando pensábamos que el bloque estaba cerrado, Pablo localizó un nuevo fragmento de pelvis por la tarde. Esa pieza ha terminado de salir esta mañana y, al excavar justo debajo, apareció una costilla (que se pudo ubicar por la tarde). Pero no ha sido solo eso, hay otro fragmento en esa zona, así que la historia de la zona del bloque todavía no ha terminado.
El miércoles además ha estado marcado por las visitas y por el calor sofocante. Por la mañana hemos recibido a Emilia, que se acercó al yacimiento a compartir un rato con nosotras. Después de comer, para empezar el turno de tarde con más ánimo, Marcos, Pablo y Dánae se hicieron con un helado fresquito que ayudó a sobrellevar el inicio de la tarde. El resto del turno, con el sol pegando fuerte, hemos tenido dos botellas de agua con difusor (y una persona pegada a ellas refrescándonos) que se han convertido en nuestras mejores aliadas para poder seguir trabajando sin derretirnos.
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