viernes, 3 de mayo de 2013

Aventuras y desventuras de un friki-ejipero en Atarfe. Parte 2



Episodio 2: de cumpleaños y negros violadores.

Amanecía en Atarfe con todos los ejiperos desayunando. Debo mencionar lo enormemente poderoso que te sientes llevando la acreditación colgada al cuello, pareces una persona respetable y todo, lo que hacía que fuéramos a todos los sitios con ello puesto. Era el primer día y comenzaron oficialmente las charlas. Por la mañana, conodontos y modelización informática y por la tarde, dinosaurios y demás vertebrados chulos.

Las proporciones moleculares del agua
Durante la comida, donde los camareros aprendieron que servir un arroz a unos alicantinos es una actividad de alto riesgo, Pablo Font se entretenía intentando infructuosamente calcular por qué rocas pasó el agua mineral que nos sirvieron. Después de la última charla de la tarde, nos fuimos todos a visitar Granada, tierra ensangrentada en tardes de toros. Allí tuvimos la suerte de contar con Lili, miembro de una gran dinastía de geólogos autóctonos que nos hizo de guía por la noche granaína. Al final acabamos todos cenando en un bar regentado por un hombre calvo, de tez morena, que tenía una obsesión con que todos practicáramos el arte del amor. Después de un brindis con rimas subiditas de tono nos recomendó que montáramos una orgía allí mismo, cosa que no hicimos, pues supondría mancillar el nombre de la UCM.

De camino a la zona de marcha, nos dimos cuenta de que en ese momento estaba aconteciendo una efeméride simpar. Ese mismo día, hace varios millones de años, en una cuenca sedimentaria llena de arcillitas, había nacido nuestro querido Omid, así que le llamamos por teléfono y todos y cada uno le cantamos una parte del cumpleaños feliz. Al regresar a Atarfe después de quemar todos los bares de Granada, algunos ejiperos de nuestro selecto grupo nos comentaron algo que iba a cambiar nuestras vidas para siempre: en la terraza del hotel había unas camas elásticas. Desde ese momento saltar en tan divertido artefacto se convirtió en nuestro principal objetivo a cumplir durante el congreso.

Ninguno sabíamos lo que nos esperaba...
A la mañana siguiente, volví a echarme tomate triturado en la tostada del desayuno, pues aquel bote con una sustancia grasienta y dos cerdos en la etiqueta no me inspiraba demasiada confianza. Había gente nerviosilla esa mañana ya que les tocaba exponer, hasta el punto de pedirse un chupito para relajarse, o por lo menos eso era lo que Mely decía, ¿eh, borrachina?

Era el turno de los invertebrados y los mamíferos por la mañana y de la divulgación por la tarde, lo que suponía un día importante para el EIIGPBS, ya que exponíamos Alex, con su supertrabajo conjunto con J sobre roedores; y yo, con las paleopelis. Los dos trabajos causaron furor. La gente aplaudió enfervorecida, las muchachas nos lanzaban su ropa interior y los organizadores lloraban de la emoción.

El momento de la verdad
Era el fin del congreso y la hora de la cena de clausura. Durante el ágape se procedieron a las votaciones y las entregas de premios, donde la UCM acabó triunfando, consiguiendo dos premios, el de mayor friki-ejipero para el que esto suscribe y el de mejor voto nulo para Chechu. La noche era joven e inexperta y teníamos que celebrarlo, por lo que nos fuimos todos a nuestro bar favorito de Atarfe. Mientras Eloy nos enseñaba a hacer el baile del Deinonychus nos acordamos de las camas elásticas y salimos escopetados corriendo a nuestro hotel. Sin embargo, nadie iba a abrir la terraza a unos enfervorecidos geólogos (más dos biólogas y un arqueólogo) a las tres de la mañana, así que nos quedamos con las ganas. Mañana era el último día, tenía que ser allí o morir. ¿Lograríamos al fin montar en nuestras ansiadas camas elásticas? Lo sabréis en la última entrega de las crónicas del EJIP.

El baile del Deinonychus

1 comentario:

Chuparrocas dijo...

No he puesto la foto de la charla de Alex y J porque no me pasan la única foto que tiene y claro, tenía que sacar su lado bueno para que aparezca guapo. En cuanto me la pase la subo.