Estos últimos dos días han sido intensos, pero también llenos de momentos memorables y emocionantes. Empecemos por el viernes, que comenzó de manera inesperadamente tranquila. El clima dio un giro sorprendente, el fresquito se instaló y, por primera vez en días, incluso hacía falta llevar sudadera. Fue un respiro bienvenido para todos.
La mañana estuvo marcada por conversaciones interesantes, donde nos metimos en dilemas éticos y morales curiosos. Preguntas como ¿qué preferirías, estar en una habitación aislada con un cocodrilo del Nilo o con 1000 mosquitos? Las opiniones estuvieron muy divididas, pero lo que quedó claro es que nadie quiere vérselas con ninguno de esos dos escenarios.
Entre charla y charla, sacamos otro molar de Gomphotherium angustidens. ¡Qué increíble asociación de fósiles estamos sacando en estos días! Nos emociona ver cómo esta pieza del pasado sigue cobrando vida bajo nuestras herramientas.
Molar de Gomphotherium angustidens.
Fue una mañana tan tranquila que casi parecía la calma antes de la tempestad. Y no estábamos equivocados... Después de la paz matutina, tuvimos la visita de varios medios de comunicación. Laura se ocupó de ellos como toda una experta, explicando de manera elocuente lo que hacemos y todo lo que hemos encontrado en Somosaguas Norte. ¡Es fantástico ver cómo nuestro trabajo despierta tanto interés!
Laura atendiendo a los medios mientras los demás hacíamos de figurantes.
Por la tarde, nos metimos de lleno en nuestra primera jornada de puertas abiertas. Atendimos a cuatro grupos de 15 personas cada uno, y todos los asistentes estuvieron muy atentos y curiosos. Fue una auténtica gozada compartir con ellos lo que hacemos, y ver cómo se interesaban por la historia de los yacimientos y nuestros descubrimientos.
El sábado, sin embargo, nos tomó por sorpresa. Fue el segundo día de las jornadas, y lo que llegó fue nada menos que un aluvión de personas. ¡Vino mucha más gente de la que anticipábamos! Atendimos a cinco grupos de unas 35 personas cada uno. ¡Qué barbaridad! La visita guiada incluía varias paradas a lo largo de los yacimientos, donde explicábamos cómo se descubrió el yacimiento, cómo se formó, y los distintos animales que encontramos aquí, tanto micro como macromamíferos.
Sole le explica a un grupo cómo excavamos mientras Ana, al fondo, hace la introducción a otro grupo.
La última parada fue la favorita de los más pequeños. Tenían que prestar mucha atención porque… ¡ellos mismos tendrían la oportunidad de excavar fósiles de hace 14 millones de años! Ver su emoción mientras descubrían pequeños fragmentos del pasado fue simplemente maravilloso.
Después de semejante avalancha de visitantes, estábamos agotados. Comimos nuestros bocadillos apresuradamente en la rotonda cuando regresaron los excavadores del turno de tarde. ¡Estábamos reventados! Pero no nos desanimamos, porque la tarde fue mucho más tranquila. Seguimos con conversaciones parecidas a las del día anterior y, tras cerrar la jornada, aprovechamos que era sábado y víspera de día libre para salir a tomar algo y relajarnos un poco.
Mañana volvemos a la carga, listos para desenterrar más maravillas de hace 14 millones de años. ¡Nos esperan más días emocionantes por delante!