Al igual que muchos yacimientos paleontológicos, también muchos yacimientos minerales y muchos yacimientos arqueológicos constituyen un valioso recurso científico y contienen un enorme potencial didáctico, cultural y turístico. Algunos yacimientos han sido objeto de iniciativas de los científicos y de los técnicos para proteger el lugar y regular actividades educativas y turísticas a su alrededor. Para el municipio donde se encuentre, tener un yacimiento visitable es interesante, porque atrae un público en general cuidadoso y respetuoso que dinamiza los servicios turísticos del lugar. Este es el caso de las minas abandonadas, como la mina de plata de Bustarviejo, que ayer visitamos varios geólogos guiados por algunos miembros de su magnífico equipo investigador.
Uno podría pensar que los ayuntamientos apoyarían entusiastas el proyecto de hacer visitable un yacimiento de su término municipal, como es el caso del ayuntamiento de Bustarviejo donde sucesivas corporaciones políticamente dispares han seguido apoyando el de su mina de plata. Pero la experiencia muestra que es un caso excepcional: sólo él respondió positivamente entre las decenas de cartas enviadas por el Dr. Ingeniero de minas Luis Jordá a los ayuntamientos de la Comunidad de Madrid que poseen minas estudiadas en su Tesis Doctoral.
Lo mismo ocurre en el caso de los yacimientos paleontológicos. Esta bajísima proporción de ayuntamientos sensibles a promover la gestión turística de los valores científicos de su subsuelo no sólo se da entre pequeños pueblos serranos, sino también en grandes corporaciones urbanas; en nuestro caso, el ayuntamiento de Pozuelo ha sido hasta ahora escasamente sensible a las iniciativas de promoción del yacimiento de Somosaguas. Sólo su Aula de Educación Ambiental ha apoyado el proyecto de su uso didáctico, pero el conjunto de la corporación mira con desconfianza la aparición de fósiles en su suelo que podrían retrasar o paralizar sus obras y planes urbanísticos. Si los educadores lo tienen claro ¿porqué no los políticos? Los científicos creemos que no tiene porqué haber ningún conflicto de intereses, pues las obras contribuyen también a descubrir yacimientos y estaríamos muy interesados en que no se perjudique a ningún potencial descubridor.
Está claro que sólo la confianza permite desarrollar la actividad económica de una sociedad.
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1 comentario:
LuZ :)
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