El día ya empezó con el cielo cubierto, y desde temprano todos sabíamos que no pintaba nada bien. Las nubes grises se instalaron sobre nosotros, presagiando una jornada de excavación pasada por agua.
A pesar de las advertencias meteorológicas, no nos dejamos intimidar. El otro David (Moya) tuvo un gran momento al desenterrar una falange de carnívoro, continuando con nuestra racha de hallazgos interesantes. Debe ser cosa del nombre... Pero el protagonismo del día también lo tuvo un magnífico molar de Anchitherium, que inmortalizamos en una foto.
Mientras excavábamos con un ojo en los fósiles y otro en el cielo, la lluvia nos mantuvo en vilo hasta las seis de la tarde, cuando finalmente cayó el chaparrón que todos esperábamos. Tuvimos que interrumpir el trabajo y salir corriendo a resguardarnos, pero al menos aprovechamos el tiempo hasta entonces.
En cuanto a Jaime, ha mantenido su tradición de salir en las fotos barriendo. No importa cuántas veces intente inmortalizar un momento diferente, siempre aparece con la escoba en mano. ¡Hoy fue su último turno, y lo cerró como se debe: barriendo y dejando todo impecable!
Así que, entre nubes, fósiles y barridos, cerramos otro día de trabajo. Mañana volveremos, con más descubrimientos y, con suerte, cielos más despejados. ¡Nos leemos pronto!
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