Jornadas de mucha tranquilidad últimamente. Y es que, desde que cesaron los vientos huracanados y las inclemencias pluviométricas, ya sólo nos agita la rutina algún que otro carpal peregrino o una clase de geología con Omid. Omid que, por cierto, hoy nos habló durante la comida en iraní y ¡escribió nuestros nombres en persa!. Hemos pensado que si no puede vivir de la ciencia, en un momento dado puede darse a la divulgación de la cultura iraní. Uno nunca sabe.
Tras esta comida tan exótica volvimos al yacimiento, donde Sole sacó la escápula en un bloque perfectamente concebido que fue el protagonista de un speech breve pero contundente de Gema sobre la conveniencia de hacer bloques así.
Y seguimos excavando mientras el sol caía justiciero en el campus de Somosaguas achicharrando los pisos altos de la Facultad de Ciencias Políticas y a algunos estudiantes que proliferaban por las campas colindantes.
Y mientras unos excavan y otros se achicharran, un grupo de jóvenes de nuestro equipo observa el suelo del cerro con atención...
¿Qué hacen? ¿Qué buscan? ¿Pozos petrolíferos? ¿Huellas miocenas? No, nada de eso. Están mirando un hormiguero. Aparentemente las hormigas hacen unos caminos y los investigadores se preguntan qué patrones siguen. ¿Deciden hacerlo en una dirección determinada por alguna razón especial? ¿Lo empiezan a labrar en función de cómo sea el terreno? El mundo de las hormigas es inescrutable.
Dejamos a las hormigas seguir su camino y empezamos a recoger.
Previsión para mañana: Sol mañanero, nube vespertina y temperaturas hasta 22 grados (Meteosat dixit), pero no cantemos victoria todavía... el miércoles parece que llueve otra vez...
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