Trabajamos tranquilamente mientras Ana y Juan fueron a hacer networking por la universidad, identificar gerentes y pedir escaleras y ampliación del perímetro de recogida de basuras y a la 13h30, sin hallazgos sobresalientes pero con alguna pieza hermosa como un astrágalo minúsculo de mósquido, paramos a comer. Algunos estudiantes se fueron, otros nos quedamos a las lentejas, las fresas con leche y el café. Bla bla, que tal, todo bien, hasta que, apenas empezó a llegar el turno de la tarde, unas nubes negras compactas empezaron a aparecer.
Nos pusimos a excavar al tiempo que hacíamos la digestión y al tiempo que unos aires importantes mecían nuestros cabellos, brochas y huesos al viento. Subimos cuellos y apretamos bufandas y en un momento el cielo se puso negro y unas nubes antracita rozando el gris marengo estaban posadas en Madrid y empezaban a llover rugiendo. Enrique anunció el apocalipsis y mientras caía toda el agua del mundo encima del perfil de Madrid y nuestra luz se la llevaba el viento, vimos unos rayos y escuchamos a los truenos de los cielos retumbar desde el firmamento.
Próximos al Apocalipsis, pensando que al toldo se lo llevaría el huracán y que en breve tendríamos que evacuar el yacimiento ante la eventualidad del bailoteo de postes y movimiento, un estudiante anunció “esto pasa de largo” y ¡Acertó!, la tormenta se marcho a los campos y apenas cayeron unos goterones inmensos en algún cuadro y tuvimos que recolocarnos. La tarde produjo una falange de rino y acabó en sol feliz.
La ausencia: el ipod, los cantos, nadie se lanzó a las coplas ni trajo radio todavía…
La Crónica continua...
y... FELICIDADES MIRIAM!!
ResponderEliminar¡Hola chicos!
ResponderEliminarMe alegro de que el mal tiempo pase de largo en Somosaguas. Lo tenemos bien enseñado :-)
Pasadlo muy bien y sacad muchos fósiles interesantes.