Domingo por la mañana, universidad de Somosaguas cerrada, varias vueltas hasta que identificamos la valla que nos han dejado entreabierta los chicos de seguridad. Como el campus esta cerrado tampoco tenemos enchufes, ni cafetería, ni baño, ni gominolas, no tenemos nada más que el toldo bajado porque ayer hacía mucho viento y a las avispas proliferando más dinámicas que nunca.
Cuando llevamos ya un rato levantando el toldo, unos tirando por un lado, otros enderezando los postes y el toldo yendo y viniendo el director nos explica que no hay ciencia de elevación de toldo y orientación de poste, que todo consiste en un juego de tensión y soltado de cuerda que se trata en realidad de un “ajuste paulatino”, término que nos convence y en cuyo nombre fijamos la tórtola blanca con ánimo y seguridad.
La mañana de día de nublado blanco nos trae bastantes descubrimientos, algunas conversaciones sobre la juventud japonesa que vive en un mundo manga y concluye con la visita de Marian y su hija al yacimiento.
El visitante de la jornada: Un pito real madrugador que picotea la cuadricula donde salió la mandibula de Gomphoterium el año pasado y se marcha volando en un tris.
Descubrimientos del día: Varios, varios. Un fragmento de escápula de rumiante (¡primera escápula que aparece en Somosaguas!), un molar de Gomphoterium y probablemente una epífisis de hueso largo de rino (a verificar).
El primer engasado: la costilla de
Gomphoterium que salió hace dos días, que excavó Blanca ayer y que ha acabado de excavar Ana hoy.
¡Sí! Hoy ha venido Ana Ardilla :-) con el hombro y la nuca rojos cual quisquilla mediterránea tras el periplo que se marcó ayer A PIE de Leganés a la Puerta del Sol (20 kilómetros, gracias) en nombre del 15M, de la revolución y contra la reforma laboral. Ahí es nada.
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