La anatomía comparada funciona.
Uno de los momentos más gratos que he tenido en lo que va de campañaha sido gracias a ella, al comprobar de primera mano su utilidad diagnóstica:
Han sido varios los hallazgos de huesos pequeños y fragmentos lo suficientemente completos como para atreverse con un intento de identificación "in situ".
Uno de ellos ha sido un magnífico hueso de la muñeca, que inicialmente barajamos como posible falange de rinoceronte, en base a las imágenes del atlas de anatomía, pero que, gracias a la comparación con los huesos del carpo de un cerdo actual, reidentificamos como "este hueso de aquí, pero le falta lo de atrás" :-D lo que tras consultar nuevamente el atlas pasó a llamarse "cap. trapezoideus" o mejor, trapezoide.
Carpo con el trapezoide resaltado (pero en una pata de vaca)
Una vez que averiguamos qué hueso era, lo siguiente era intentar identificar al dueño, para lo cual, requerimos nuevamente de la inestimable ayuda del atlas (¡qué joya!), y tras varios descartes (rinoceronte, cerdo, carnívoros, etc.) apareció un candidato que cumplía bastante bien las mismas características morfológicas que nuestro hueso problema: ¡el reno!
Pero... ¿renos en Somosaguas?
Eso nos deja dos opciones: o Papá Noel se pasó por Somosaguas durante el Mioceno y se le murió un reno (esperemos que no fuera Rudolph...) o, por descarte, hemos averiguado al susodicho dueño del huesecillo en cuestión: nuestro querido cérvido, ¡Heteroprox! *ta channnn!!!* :-D
¡Qué sensación más bonita!
La Crónica continúa...
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